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Amora

La lonja de las frutas

La lonja de las frutas

Mi tío era el conserje de la lonja de las frutas de mi pueblo. En aquel lugar tan grande edificaron una casa para él y su familia, así podía controlarlo todo de una forma más directa. Los camiones a media tarde llegaban, descargaban, pesaban sus frutas y hortalizas y las guardaban en aquel recinto esperando al mercado del día siguiente.

  

Allí, una perra pastor aleman preciosa guardaba todo aquello y jugaba con nosotros, los pequeños.

  

En una ocasión, en medio de tan grande lugar, se colocaron unos taburetes con unas grandes maderas sobre ellos a modo de mesa larga sin fin, en unos barreños grandes colocaron infinidad de cervezas y cocacolas con barras de hielo troceadas con un martillo que un gran camión trajera.

  

Seguidamente toda clase de manjares del momento para una gran celebración, era el día de mi primera comunión. Mientras todo esto se preparaba yo dentro de la iglesia con muchisimos niños muerta de hambre, pues no podíamos desayunar hasta recibir la comunión y con un lirio en la mano que iba muriendo casi como yo.

  

Por fin acabó aquello y calle arriba al gran convite familiar. Una vez allí y después de ser el centro de atención de la familia, fui a dar una vuelta en busca de mis queridisimos tomates, me encantaban.

  

Vestida con un traje de monjita sencillo para tal ocasión, me subí en un saco de tomates y felizmente comencé a comer, uno tras otro, ya mi vestido no era blanco, era rojo a tono con todo mi ser.  

  

Cuando la familia se dio cuenta que yo no estaba en la mesa fueron a buscarme, temían lo peor, imaginaban que estaría con los tomates y después de una gran reprimenda me dejaron en ropa interior ante todos los asistentes, para poder lavar aquel desastre que yo había montado.

  

Tampoco me riñeron mucho que yo recuerde, pues aquello trajo una gran carcajada general.

  

Y como siempre se ha dicho, aquel día fue muy importante para mí, uno de mis más felices días.

Amora

3 comentarios

Amora -

Buenos días Homero

Imagino que al decir siempre que fue nuestro día más feliz no fue precisamente por el acto religioso en sí, sino por todo lo que rodeaba al mismo, regalos, fiesta especial, familia reunida, etc. Pues según recordamos los regalos eran de lo mejorcito, e incluso otra cosa importante también, a partir de ese momento se nos consideraba ya casi "adultos" y eso sí era importante.

Un beso y feliz día.

Amora.

Homero -

Nunca he entendido ese sacrificio innecesario a la que son sometidos los niños en las actividades de su primera comunión. Es un fastidio. Vos lo salvaste en medio de una fiesta de tomates. Bonita historia. Un beso. H.

Amora -

En cada recuerdo de algo vivido siempre hay una persona sonriéndote. En este caso y al recordar aquel día, recuerdo a mi tío, a quien tanto quise y que ya no está entre nosotros. Se fue aquel fatídico año 2002, aquel año que no sólo me trajo lo peor en muchos otros aspectos y despedidas; me trajo además mi descubrimiento por Internet y los foros y gracias a ello fui superando tanto malo vivido.

Un abrazo agradecido a todos cuantos me leáis.

Amora.