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Amora

Bar Acracia

Bar Acracia

Bar Acracia

Amanecía y las primeras luces se encendían en un pintoresco lugar situado en el casco antiguo de la ciudad. El Bar Acracia había sido visitado durante más de cien años por gentes muy dispares, desde jóvenes hasta octogenarios. Siempre había algo en el bar Acracia que llamaba la atención de la población.

 

Es un bar que tiene mucha historia en sus paredes, muchas palabras habladas, muchas otras escritas y otras interpretadas y cantadas.

 

Al fondo, según entras a la derecha, tras un semicírculo se encuentra una parte del bar muy acogedora con un piano, saxo, batería, guitarra, micrófonos, altavoces y banquetas y detrás de todo ello una gran cortina roja por donde entran y salen un grupo de jazz que actúa cada sábado noche. En sus tiempos esta parte del bar fue un teatro donde se representaban obras ya escritas y otras inventadas en el momento para sus clientes.

 

Al otro lado del bar, justo enfrente del teatro y con otro semicírculo igual se encuentra la barra desde donde generación tras generación de la misma familia ha servido todo tipo de bebidas frías y calientes además de comidas caseras para sus clientes. Las mesas en el centro son de madera y mármol blanco sobre ellas, el mismo mármol que cubre toda la barra y que algún que otro roce tiene después de tantos años.

 

Al entrar, la mirada se pierde tras la barra y en una pared inmensa que no hace falta pintar pues está llena de cuadros y fotografías de todas las gentes que han pasado por el lugar, con dedicatorias y fechas, desde unas letras de Machado hasta un dibujo de Picasso, pasando por la sonrisa fotografiada con puro de Hemingway. Todo ello sobre una chimenea que siempre está encendida.

 

En el bar se sigue jugando al dominó que cobra un sonido especial sobre esas mesas centenarias de mármol, al tiempo de dialogar sobre cualquier acontecer del día e incluso asegurar si saldrá el sol o la lluvia lo esconderá el siguiente día.

 

Al entrar, a la derecha te encuentras con otra pared inmensa, que la imaginas pues no la ves ya que sobre ella, desde el suelo hasta el techo, hay una librería donde puedes encontrar todo tipo de libros de poesía, prosa, ensayos de todos los tiempos y cuyos libros son de propiedad de todos cuantos visitan el bar.

 

Por el módico precio de un café puedes acompañarte con un libro si solo estás y si el tiempo es escaso puedes llevarte tal libro contigo y devolverlo una vez leído, no sin antes dejar una nota en su hueco de la librería con el nombre de quien lo está utilizando. Hay épocas del año, sobre todo durante el curso universitario, que la librería está decorada por notas de todos los colores y tamaños anunciando donde se encuentran los libros.

 

A los jóvenes les gusta entrar en el bar, también a los mayores, y al encontrarse en un céntrico lugar de la ciudad muchos son los clientes que comparten tal agradable lugar. Es muy acogedor y sin prepararlo siempre se organiza una tertulia que puede ser de cualquier tema, según el día, los ánimos o los clientes del momento.

Amora.