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Amora

Relatos verídicos.

Es mi hermana

Es mi hermana

Hablar de bondad, de cariño desinteresado, de ayuda incondicional, de sonrisa interminable, de disposición para todo y para todos, de vitalidad incansable, de buena madre, de mejor persona, de humildad y honestidad… Es hablar de mi hermana.

 

Desde ayer la llevo en mi pensamiento, ha sido y es para mí como mi segunda madre, cuando yo nací ella era adolescente y al trabajar mis padres ella después de la escuela se ocupaba de todos los pequeños. Siempre me ha tratado como si yo fuera su hija mayor, más que una hermana.

 

El cariño es reciproco, siempre he intentado que nada le faltara, su vida no ha sido de color rosa, mucho ha sufrido, no le ha tratado la vida como merece. Se quedó viuda muy joven y le vinieron muchos problemas encima, especialmente con sus dos hijas, su única preocupación era sacarlas a ellas adelante, que nada les faltara. Contó para ello con la ayuda familiar. Estoy muy orgullosa de mi familia, somos una preciosa piña familiar.

 

Para mi madre, que no es su madre, siempre ha sido su hija especial, su hija mayor y para todos sus hermanos ha sido y es nuestra hermana con mayúsculas.

 

Hace casi un mes tuve un inesperado accidente, con rotura de peroné, y a mi lado ha estado cada día cuidándome. Desafortunadamente ayer por la tarde, en un momento de lluvia casi torrencial se cayó en la calle y se rompió el tobillo, antes de media noche ya estaba operada, todo fue muy rápido y todo salió bien.

 

Tengo una sensación de preocupación grande en mi estomago, sufro por ella, por lo mal que debe sentirse, pero sé que olvidará su dolor pensando en los problemas que pueda ocasionar ahora, de entrada seis semanas sin apoyar el pié en el suelo. Pensando en lo activa que es, sé que sufrirá por no poder moverse, por no poder ayudar a los demás.

 

He madrugado y deseaba llamarla al hospital, pero he esperado por si era muy pronto. No hace mucho sonó mi teléfono era ella, olvidando su estado y dolor y preocupada por mí, quería saber como me encontraba yo y decirme que ya no podía seguir cuidándome, que ahora era ella quien necesitaba de nuestros cuidados.

 

La he tranquilizado diciéndole que yo me encuentro mucho mejor y que no se preocupe por mí que ya voy caminando casi bien.

 

Siento que me falta algo importante, no puedo estar a su lado en el hospital, sé que no le van a faltar visitas y atenciones, pero quisiera estar a su lado, calmarla y tranquilizarla pues es la primera vez que está en un hospital y sé que está asustada y pasándolo mal.

 

Haré uso del teléfono tantas veces como sea necesario para comunicarme con ella y deseo recuperarme pronto, que el médico me de el alta, que pueda caminar, que vuelva todo a la normalidad y poder ocuparme de ella, cuidarla como merece y que pase pronto el tiempo para que mi hermana vuelva a ser ella.

 

Amora.

A mi padre, que está vivo en mí

A mi padre, que está vivo en mí

Como cada mañana al despertar me he mirado al espejo, le he enviado una sonrisa que me ha devuelto y me ha hecho sentir bien, enseguida he recordado a mi padre, ha sido muy fácil recordarlo, lo llevo dentro de mí y aunque ya no esté aquí junto a nosotros desde hace mucho tiempo lo recuerdo cada día. 

Soy el vivo retrato de el, mis ojos son sus ojos, mi mirada es la suya, mi voz un poco distinta al ser mujer, también tiene algo que ver.  Me siento feliz al recordarlo y le envío un gran abrazo.

Todo lo que soy se lo debo a él, él me enseñó a caminar por la vida, a ser sencilla, amable y querida.  Me transmitió su bondad con el paso de los días. Su tolerancia siempre en su vida, su respeto por los demás, su comprensión ya era mía y con su humildad hizo de su vida una sabiduría.  

Nunca pudo estudiar, es decir, ir a la escuela, pero por su gran inteligencia y entusiasmo a la vez que deseo de aprender, consiguió crear su propia cultura leyendo por doquier. Todo lo que a sus manos llegaba lo leía, era muy inteligente con ideas sencillas y naturales, así aprendí yo y así soy yo.  

Educado y soñador, tambien le gustaba escribir, de ahí mi gran vocación. Cada vez que escribo algo siento que él me lo dicta desde un lugar de su corazón, que es el mío.  Muy dinámico y trabajador consiguió que todos nosotros fuéramos, según él, algo en la vida; su obsesión eran los estudios porque el no los pudo tener, y su gran satisfacción cuando consiguió que todos nosotros estudiáramos, aprendiéramos, nos gustara y lo aprovecháramos.  

Sus últimos días fueron felices, estaba en un mundo infantil que de nada se daba cuenta, sin dolor, y disfrutando de la naturaleza y sin dejar de sonreír. Siempre nos iluminaba aquella preciosa sonrisa que decía mucho de él, era un sentir de felicidad, de haber luchado en la vida, de haber podido sortear sus malas suertes, de haber vencido, de haber recibido toda la bondad que el había entregado; de, en definitiva haber sido un ser extraordinario.  

Orgullosa me siento y también mi familia pues en mí hay una prolongación de él, y es realmente bello sentirlo así.  

Allá donde estés, sigue ayudándome con tus escritos que son los míos, te envío mi sonrisa que es la tuya y continúo siendo feliz pues no te has ido, sigues en mí.  

Amora.